Hace ya unos meses decidimos apostar por esta nueva modalidad de espacio de trabajo, el coworking. Al principio nos asustaba un poco el cambio, ya que siempre habíamos trabajado en una oficina, con mucha privacidad e independencia. Poco a poco, nos hemos ido dando cuenta de que esta nueva alternativa tiene muchos más beneficios que inconvenientes. En este post os contaremos las bondades de nuestro reciente descubrimiento: el espacio de trabajo compartido o coworking.
Caras nuevas, perspectivas nuevas
Probablemente lo mejor de esta experiencia es la gente que encuentras. Trabajando en un coworking a menudo conoces gente nueva, tanto los compañeros de sala (o mesa) como los del resto del edificio. Compartir experiencias como empresarios es muy positivo.
Los comienzos nunca son sencillos y poder hablar con los que tienen las mismas inquietudes que tú, te hace sentir de verdad, parte de la comunidad de emprendedores. Por otro lado, es enriquecedor conocer otras empresas, otros modelos de negocio y cómo funcionan.
Privacidad sin soledad
Aún estando en una misma sala currando con más gente alrededor, solo se requieren unos auriculares para mantenerse concentrado en nuestra labor. El resto de empresarios tiene la misma necesidad que tú de evitar distracciones así que no te molestarán. Si hablas al teléfono con algún cliente y necesitas más privacidad, solo tienes que llevar la conversación a otro lado. Suele haber zonas comunes muy tranquilas para estos momentos.
Si de vez en cuando necesitas tomarte un descanso, siempre puedes proponerle a cualquiera de tus compañeros tomar un café para despejaros. Ese ratito de charla, de desconexión, viene genial para volver al trabajo con más energía y ganas.
Las sinergias existen
El mito de las sinergias entre empresas se hace tangible en un coworking. Ningún empresario puede cubrir absolutamente todas las necesidades de su cliente, y ¿a quién recurrirá si tiene que recomendar a alguien o formar equipo? Pues está claro, a su compañero/a de coworking, a quien conoce y ve trabajar cada día, de quién ha visto la calidad de su proyecto y su forma de organizarse.
Grandes instalaciones por una pequeña inversión
Las salas comunes suelen ser un espacio tremendamente útil para la profesión: salas de reuniones, comedor, office, terraza. Estos espacios son de difícil acceso en los comienzos, ya que normalmente no te puedes permitir tenerlos todos en una oficina. Pero en un coworking lo puedes tener todo, por el precio de tu puesto de trabajo. La diferencia entre atender a un cliente en una mesita a un lado de la oficina, a poder atenderlo en una sala con proyector, espacio para grupos… es abismal. Todo ello te permite desarrollar tus habilidades de negociación acompañado de un ambiente a la altura de tu proyecto.
En definitiva, si estás dudando entre seguir trabajando desde casa, alquilar una oficina o un puesto en un coworking. Sin dudarlo, ¡tírate a la piscina del espacio compartido!