Es llegar a la oficina de SOYTUTIPO y contagiarnos del buen rollo que hemos conseguido crear porque, ¡menudas montamos entre estas cuatro paredes! Finalizar un proyecto y notar ese cosquilleo que nos indica que todo ha salido bien, ése que nos hace sentir como la primera vez que sacamos un proyecto a la calle, que nos hace ser cuidadosos al detalle. Poner toda la carne en el asador y tratar cada proyecto como lo que es: un bebé único e irrepetible.
Sentirnos parte de cada empresa para la que trabajamos y defenderla como si fuera la nuestra propia, con uñas y dientes. Tenemos una meta común, irnos a casa cada día sintiéndonos realizados y orgullosos de haber emprendido esta aventura juntos, porque no podía ser de otra forma. Estas son algunas de esas «pequeñas cosas» que nos hacen currar con la misma fuerza e ilusión que el primer día y nos hacen enamorarnos de nuestro trabajo cada día un poquito más, con todos sus defectos y virtudes, como los buenos amantes.