Todo sobre el equipo de SOYTUTIPO

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¡Buenas tardes!

Hoy, volvemos a escribir en el blog para contároslo todo a cerca del equipo de SOYTUTIPO. La historias de dos locas del tinte unidas por su amor al masoquismo empresarial, la publicidad y las cosicas bonicas. 

Empecemos por mi maravillosa compañera Paloma

Érase una vez una chica muy educada y calladita. Casi podría decirse que no había roto un plato, a la que un día empezó a picarle la curiosidad el mundo creativo. Se inició en el dibujo, cuando descubrió el encanto de copiar todos los dibujos que veía en los libros y en las revistas. Un Mickey por aquí, un Pluto por allá, la cosa era expresar esa faceta increíblemente creativa que ya la traía de serie. Desde entonces, no pudo parar de pensar en papeles y lápices, colores y composiciones. Tras finalizar su Bachillerato de Artes en San Telmo, que podría decirse que cambió su vida y su sonrisa, decidió comenzar su ansiada carrera de Bellas Artes. Desde el primer momento tuvo muy claro que ese mundo y ese ambiente que se respiraba entre las paredes del Severo Ochoa era el suyo, ¡y no se equivocaba! 

Durante la carrera, comenzó a interesarle el mundo digital por lo que, cuando finalizó, decidió hacer un máster online en la UOC. Este le ayudaría a desarrollar cualidades algo más técnicas. Fue allí donde conoció las bondades de ir a clase en pijama, ¡ay omá que rica y qué calentica!

Posteriormente, decidió poner mar de por medio para buscar nuevas experiencias y eso la llevó a Dublín. Etapa que le ayudó a entender otras culturas y a sentirse más española en la distancia. Desde entonces lo da todo cada vez que escucha algo de flamenco, si señores, increíble pero cierto. ¡Dejó atrás la música de otras lenguas y se dejó llevar por la pasión! Como colofón final, esta etapa le abrió la mente en cuanto a la imagen en movimiento. Descubrió rincones del cuerpo humano que le producían fascinación estética. Curvas, no tan curvas, colores, cicatrices… que le contaban historias que hacían sonreír y crear como una posesa. 

Ahora entro yo en juego… 

Al contrario que mi compi, lo siento, pero no cayo ni debajo del agua y digo lo siento porque ella es la que me aguanta a diario. Digamos que aunque tengo un lado introvertido, tengo otro muy descarado. Todo depende de la situación.

En casa respiré el mundo del arte desde que tengo uso de razón. Mi madre se dedicaba a la pintura y siempre me hizo valorar todo lo que ello conllevaba, que no era poca cosa. Desde muy pequeñaja empecé a amar el olor a aguarrás (así me he quedado), y ese aura que se formaba en casa cada vez que ella cogía un pincel. Así que decidí hacer mis primeros pinitos guarreándole sus preciosos cuadros por la parte de atrás. Mientras ella se concentraba en trabajar, pobretica mía, ¡santa paciencia!

Tras mucho debate y muchas horas pensando qué hacer con mi vida, decidí hacer Publicidad y Relaciones Públicas. Esta opción me permitía crear, sin dejar atrás ese componente humano. Me encanta relacionarme con los demás, por si aún no lo habíais notado. Y nada más empezar la carrera tuve claro que había escogido bien. Para mi esta etapa fue inolvidable; descubrir todo lo que podía hacerse con un ordenador, descubrir el loco y maravilloso mundo de las agencias, con todos sus pros y sus contras. 

Durante esta época iba alternando mis estudios con otra de mis grandes pasiones, ¡cantar! Cantar en la ducha, en el cuarto, en la salita… con la música a volúmenes que matarían a más de un pobre perrito. Perdonadme familia, admito que estaba poseída… prometo pagaros un psicólogo para poder superar el trauma.

Por último, opté por irme a la capital a estudiar un máster de Marketing y Comunicación en el IED, que me permitiera aprender de los mejores. Fue muy intenso, clases de ocho a ocho y luego más estudiar y trabajar, pero sentí que me llenaba cada hora y cada minuto que pasaba aprendiendo en ese precioso edificio. Esos meses dieron mucho de sí, conocí gente de otras culturas que me hicieron valorar el poder salir a la calle sin miedo, o la comida mediterránea. Me reí a morir con los picnics culinarios internacionales de inspiración en el retiro. También aprendí a valorar mi independencia, ¡salir de casa por primera vez! Aunque también echar de menos a morir los mimos y el calor de mi familia. ¡Pero… volvería mañana mismito! 

Y ahora es cuando entra en acción lo nuestro, esa locura que decidimos recorrer juntas hasta donde nos lleve el viento. 

Comenzamos trabajando juntas en diferentes proyectos como freelances. Esto es como en las parejas… antes de irse a vivir juntos hay que conocerse bien, que si no luego vienen los problemas. De esta unión descubrimos lo maravilloso que era trabajar codo con codo con una persona que entiende tu filosofía, que comparte tus gustos y tus formas de ver la publi y los negocios. Y entonces, es cuando decidimos tirarnos del avión, sin paracaídas y con la ilusión de poder tocar tierra firme. 

Es muy duro sacrificarse por montar tu propia empresa, creednos es muy duro… aunque haya gente que piense que venimos a la oficina a jugar a las cartas. Esto no tiene horarios, da igual que curres en la oficina o estés en casa, tu empresa siempre está presente, problemas e ilusiones… todo. No entiende de días de fiesta. Pero de lo que si entiende es de ilusión, de sentirse puramente realizado con lo que haces. Entiende de sacar un trabajo a la calle y sentirte como si trajeras un hijo al mundo. Cada campaña, cada nuevo proyecto es un reto y una ilusión nueva. Y eso a las masocas de la vida como nosotras, ¡es lo que nos hace sonreir! 

Trabajar con una persona que comparte su futuro te hace impregnarte de sus inquiertudes, te hace querer ser mejor en lo tuyo. Por eso, siempre hemos querido estar en continuo reciclaje, en continuo avance. En el diseño y la publi todo se mueve muy rápido y hay que andar con ojo de no quedarse atrás. Por esto mismo siempre que podemos nos ponemos a tope a aprender de las manos expertas. ¡Qué viva el pique y el Diógenes de formación!

Como conclusión a este monólogo interno de niña loca, os diré que nos encanta nuestro trabajo. Nos encanta nuestra profesión y nos encantan nuestros clientes, sin los cuales no podríamos decir nada de esto. Y qué leche… ¡nos encantamos nosotras! Nuestras risas de pavo y nuestra complicidad y porqué no; también nuestras riñas. 

Desde aquí os animo a todos los que tengáis alguna inquietud empresarial a que, si podéis, os arriesguéis. La vida es muy larga y pasamos muchas horas currando como para no ser felices con lo que hacemos. Os adelantamos que habrá momentos muy duros. Pero también os prometemos, que los buenos borrarán todos los negativos. ¡Porque merece muchísimo la pena luchar por lo que uno quiere!

En SOYTUTIPO, esperamos que este sueño siga adelante y nos haga más fuertes. ¡Pero siempre remando juntas por nuestra meta común! SER EMPRESARIAS.

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